El ejemplo de
los padres influye mucho de cómo el niño se relaciona con los demás. Porque
nuestros hijos nos van a imitar, no por lo que les digamos que es importante,
sino más bien por lo que hacemos. Enseñarles a ser agradecidos, siendo nosotros
los primeros, dando las gracias aún por las acciones más simples, los buenos
días y las buenas noches etc. – Que el niño lo oiga y lo vea – Y
que los padres se respeten entre sí y respeten a los demás, incluyendo a la
niñera y otros trabajadores. Porque lo cortés no quita lo valiente. Así,
podremos lograr el hombre nuevo en la sociedad nueva a que aspiramos. Con un
niño saludable y feliz, seguro de sí mismo,
instruido en la escuela y educado
en el hogar.
Al niño desde
muy pequeño hay que enseñarle a ser selectivo con las personas con las que
puede y con las que no debe relacionarse. Enseñarle que puede hablar con las
personas que son amigas y conocidas por sus padres, y a no establecer
conversación con desconocidos. No es educarle en el miedo, sino, protegerlo de
la maldad existente. Hacerle consciente del
derecho que tiene a defender su integridad física y emocional. Y, una
manera es, enseñarle a no establecer vínculos con extraños si sus padres no
están presentes.
El niño debe
saber además, que no puede recibir dádivas si está solo y menos de alguien a quien no conoce, y que ningún adulto, tiene por qué pedirle
ayuda. Porque eso no es lo normal, lo
normal es, que el niño, si está en problemas, sea él quien pida la ayuda del
adulto. Repito, esta no es la crianza del miedo, es más bien, la protección
responsable del derecho del niño a ser feliz, a no ser vulnerado, y eso, él
debe saberlo.
Si los padres
inculcamos a nuestros hijos los valores de una formación basada en el ejemplo,
una crianza responsable y sin miedos. Amor al trabajo, honestidad,
agradecimiento, amor y compasión por las demás personas, por su país y su medio
ambiente, estaríamos sentando las bases más solidas para un verdadero
desarrollo. Porque cualquier otro
“desarrollo “que no tome en cuenta estos valores, no es más que un
laborantismo ineficaz para más subdesarrollo.
Dr. Marcos Díaz Guillén
Pediatra-Neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana
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