martes, 4 de julio de 2017

El ejemplo para una crianza responsable sin miedos


El ejemplo de los padres influye mucho de cómo el niño se relaciona con los demás. Porque nuestros hijos nos van a imitar, no por lo que les digamos que es importante, sino más bien por lo que hacemos. Enseñarles a ser agradecidos, siendo nosotros los primeros, dando las gracias aún por las acciones más simples, los buenos días y las buenas noches etc.  –  Que el niño lo oiga y lo vea  –  Y que los padres se respeten entre sí y respeten a los demás, incluyendo a la niñera y otros trabajadores. Porque lo cortés no quita lo valiente. Así, podremos lograr el hombre nuevo en la sociedad nueva a que aspiramos. Con un niño saludable y feliz, seguro de sí mismo,  instruido  en la escuela y educado en el hogar.

Al niño desde muy pequeño hay que enseñarle a ser selectivo con las personas con las que puede y con las que no debe relacionarse. Enseñarle que puede hablar con las personas que son amigas y conocidas por sus padres, y a no establecer conversación con desconocidos. No es educarle en el miedo, sino, protegerlo de la maldad existente. Hacerle consciente del  derecho que tiene a defender su integridad física y emocional. Y, una manera es, enseñarle a no establecer vínculos con extraños si sus padres no están presentes.

El niño debe saber además, que no puede recibir dádivas si está solo y menos  de alguien a quien no conoce,  y que ningún adulto, tiene por qué pedirle ayuda. Porque eso no es lo normal,  lo normal es, que el niño, si está en problemas, sea él quien pida la ayuda del adulto. Repito, esta no es la crianza del miedo, es más bien, la protección responsable del derecho del niño a ser feliz, a no ser vulnerado, y eso, él debe saberlo.  

Si los padres inculcamos a nuestros hijos los valores de una formación basada en el ejemplo, una crianza responsable y sin miedos. Amor al trabajo, honestidad, agradecimiento, amor y compasión por las demás personas, por su país y su medio ambiente, estaríamos sentando las bases más solidas para un verdadero desarrollo. Porque cualquier otro  “desarrollo “que no tome en cuenta estos valores, no es más que un laborantismo ineficaz para más subdesarrollo. 

Dr. Marcos Díaz Guillén
Pediatra-Neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana

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