Cuando el niño
ha sido abusado, su ojo, puede ser la mejor prueba del delito. El traumatismo
directo o indirecto al cráneo puede afectar al cerebro y al ojo con la
presencia o no de signos de violencia. La manifestación más común del abuso es
la hemorragia de la retina que se ve en el 75% de las víctimas del abuso físico
infantil. Y no tiene que haber un golpe evidente, porque los movimientos
bruscos de aceleración y desaceleración ejercidos sobre el cuerpo del niño,
como en el caso del “niño sacudido”, también pueden producir la hemorragia.
Cuando un niño
que estaba sano, sin haber sufrido un accidente, llega a la emergencia en
estado de conciencia alterado, y que
además, los padres no pueden explicar claramente el hecho, debe ser sospechoso
de abuso físico. En todo caso, es obligatorio llamar al especialista, preferiblemente
al oftalmólogo pediátrico, que es el profesional con calidad para dar una
descripción clínica y detallada de la salud ocular del niño. Y, si encuentra
una hemorragia, es quien puede informar el tipo, localización y magnitud de la
misma. Ante la sospecha de abuso, se estará en la obligación de reportar el
caso a la autoridad encargada de protección al menor.
La hemorragia
de la retina ha sido reconocida como un indicador de trauma craneal, y aunque
hemorragias leves y moderadas pueden verse en el niño por distintas causas,
todos los estudios y evidencias clínicas indican, que la hemorragia retiniana
aguda y severa en niños previamente sanos, son un indicador de abuso físico infantil,
aunque no exista un traumatismo craneal evidente.
En conclusión:
el médico de emergencia y de atención primaria que sospeche abuso físico infantil,
deberá pedir de inmediato una consulta oftalmológica. Y, si un niño menor de 5
años fallece en circunstancias no claras con iguales sospechas, el examen
ocular también es mandatorio, porque puede arrojar datos sobre dicho abuso y
así, poder establecer responsabilidades.
REFERENCIA: Cindy W. Christian and cols. “The eye in the
evaluation of child abuse”. Pediatrics, august/2018. Volume 142/ISSUE 2. AAP.
Clinical Report.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana
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