La enfermedad de células
falciformes a pesar del buen manejo médico actual sigue asociada a una alta
morbilidad y a una esperanza de vida muy por debajo a la esperada. El
trasplante de médula ósea de progenitores o familiares cercanos compatibles, es
la única opción de curación a pesar de que no es fácil encontrar al donante
ideal, que es caro y que tiene su tasa de rechazo y muerte. Pudiera ser la solución
para el niño falcémico, como lo ha sido para otros con leucemia, talasemias y
otras enfermedades.
La anemia falciforme la
padecen muchos niños en la R.D., es más común en la raza negra y entre los
hispanos, aunque se ve en cualquier otra raza. Es una enfermedad hereditaria en
la que los glóbulos rojos contienen una proteína anormal que los hace menos flexibles,
que les cambia su estructura y que a su vez los lleva a romperse y a apiñarse
en los pequeños vasos sanguíneos e impedir que el oxígeno llegue a los distintos
órganos y tejidos. El paciente falcémico va a padecer de anemia severa, fallo
cardiaco, crisis de dolor severo, accidentes cerebro vasculares y otras
complicaciones que le predisponen a morir más joven.
El tratamiento médico
actual es paliativo o sintomático, no cura la enfermedad y consiste en el uso a
largo plazo de antibióticos para evitar las infecciones, analgésicos para los
dolores que son insoportables, transfusiones frecuentes de sangre y, el uso de
la hidroxiurea que es un medicamento que ha demostrado que reduce o retrasa las
complicaciones y aumenta los niveles de la hemoglobina en la sangre. La única
cura demostrada es el trasplante de médula ósea, que debe hacerse antes de los
16 años de edad, que implica disponer de laboratorios muy especializados,
donantes difíciles de conseguir, someter al paciente a quimioterapia y radioterapia,
y, que la muerte y el rechazo pueden ser sus complicaciones en algunos casos.
Sin embargo, la comunidad médico - científica está y debe seguir trabajando en
esa línea. ¿Por qué? Porque es una esperanza y la única posibilidad de cura en
la actualidad. Porque hasta hoy, la ciencia, la medicina y la tecnología solo
han conseguido aliviar y, porque una gran legión de niños falcémicos que sufre
junto a sus padres y a sus médicos, merecen esa oportunidad.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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