El ser humano desde que
habita la tierra ha emigrado: en busca de alimentos, de mejor vida, escapando a
conflictos, para salvar su vida, por efectos del cambio climático etc. Y el
niño siempre ha sido persona obligada.
En los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la
meta 10.7 establece: facilitar la migración y la movilidad ordenadas, seguras,
regulares y responsables de las personas, incluso, mediante la aplicación de
políticas migratorias planificadas y bien gestionadas.
Cada vez hay más
migraciones y el niño es el más perjudicado. Según el Departamento de Salud y
Servicios Humanos, el gobierno de los EE.UU. recientemente ha perdido el rastro
a 1, 475 niños inmigrantes que fueron entregados a casas de acogida. La
administración Trump en mayo pasado impulsó la estrategia “tolerancia cero” que
separa a los niños de padres inmigrantes ilegales para obligar a los llamados
“soñadores” a reducir el flujo migratorio y, a la fecha de hoy, 10, 800 niños
inmigrantes se encuentran en albergues federales de los EE.UU. separados de sus
padres. En estos lugares pudieran estar en mejores condiciones materiales, pero
la separación, les va a producir daños permanentes en su salud y en su
personalidad para el resto de sus vidas. El Departamento de Salud y Servicios
Humanos les ha perdido el rastro, y algunos, han terminado siendo objeto de explotación
en fincas del Estado de Ohio (Investigación Universidad de California en
Berkeley sobre niños guatemaltecos, El Espectador, sept./22/2019).
En el año 2016 de los 22.5
millones de refugiados en el mundo, la mitad eran menores de 18 años, que son
los más vulnerables a sufrir enfermedades prevenibles por vacunas, infecciones
odontológicas, del crecimiento y el desarrollo, déficits de escolaridad y el
aprendizaje. Serán estos los adultos sin oportunidades, para que el ciclo
vuelva a repetirse.
Los Estados miembros de la
ONU entre los que está la R.D. asumieron unos compromisos conocidos como “La
declaración de Nueva York para los refugiados y los migrantes” que expresa la
voluntad política de los dirigentes mundiales de salvar vidas, proteger sus
derechos y compartir esa responsabilidad a escala mundial. Esta declaración
reconoce la contribución que hacen los migrantes al desarrollo sostenible y se
compromete a proteger la seguridad, la dignidad, los derechos humanos y las
libertades fundamentales de todos los migrantes independientemente de su
estatus migratorio. Y los niños, deberían ser los más protegidos.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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