lunes, 31 de enero de 2022

PODEMOS TERMINAR CON LA PANDEMIA

 

Una enfermedad que puede ser eliminada con vacunas, como es la COVID-19, puede hacerse desaparecer o al menos limitarla a su mínima expresión si se logra vacunar por lo menos al 70% de las personas susceptibles de ser contagiadas. Eso lo sabemos.

 

En nuestro país, nos pusimos de acuerdo en que debemos vacunar a toda la población a partir los 5 a; nos de edad con la vacuna que tenemos disponible, porque reconocemos que si bien la población infantil no es la más severamente afectada, llegó el momento de hacerlo comenzando por los ni;nos con más riesgos. Aquellos que padecen alguna enfermedad crónica de base. ¿Con cuál vacuna comenzar? Con la que tenemos, que es la de los laboratorios Sinovac, que a través del tiempo ha demostrado ser muy bien tolerada.

 

Entre los 5 y 11 a;nos están sin vacunarse cerca de un millón trescientos mil ni;nos, y, aunque los vacunemos a todos, no alcanzaremos al 70% de la población, porque todavía quedan cerca de cuatro millones de adolescentes y adultos incompletamente vacunados o sin haber recibido ninguna vacuna.

 

Las autoridades, las organizaciones civiles y militares y toda la sociedad dominicana al comenzar de este a;no, debemos tomar muy en serio este tema y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que se logre la meta de tener inmunizada a la gran mayoría de nuestra gente. El mundo entero también debe despertar, porque mientras queden países rezagados y sin acceso a las vacunas, no se podrá contar la victoria final contra este nuevo virus.

 

Pero sí podemos limitarlo a su mínima expresión. Desde el MSP y desde todas las dependencias del Estado, debe crearse una logística o infra estructura, con el personal que sea necesario, para exigir en todos los establecimientos públicos y privados el documento de vacunación. Solo hay que recordar la experiencia de octubre/2021 cuando el gobierno anunció que exigiría la tarjeta de vacunación para poder acceder a lugares públicos. Se llenaron los centros de vacunación, para quedarse de nuevo vacíos cuando la gente se dio cuenta que no existía una logística que pudiera hacer cumplir lo que se había anunciado.

 

Sin obligar a nadie a vacunarse, existe la manera de hacer entender a los no vacunados que el resto de la población, que es la mayoría, tiene el derecho a no ser contagiado.

Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo

República Dominicana.

 

 

 

sábado, 22 de enero de 2022

CUARTA VACUNA COVID-19

 

El sistema inmunológico de defensa natural del ser humano es una máquina muy compleja, sofisticada y astuta que nos defiende a diario de múltiples enfermedades: virus, bacterias, hogos y parásitos sin que nos demos cuenta.

 

Este sistema, como toda maquinaria no puede ser forzado a trabajar más allá de sus capacidades, porque se puede quemar y dejar de funcionar.

 

Por lo tanto, vacunar contra la COVID-19 con dos dosis de base y una tercera de refuerzo, respetando el tiempo entre dosis, es el esquema que necesitamos para lograr que más del 70 % de la población del país pueda ser inmunizada, antes de pensar en una cuarta dosis. Porque sobre estimular al sistema inmunológico, sin darle el tiempo necesario entre una vacuna y otra para que responda como debe hacerlo, es riesgoso y científicamente incorrecto.

 

Un padre de uno de mis pacientes muy feliz me decía, que él ya tiene dos dosis de Coronavac y dos Pfizer con su refuerzo y que, desde que le sea posible, se pondrá la cuarta dosis que ya ha oído que se está anunciando. Esa actitud, que pudiera verse como un exceso de confianza en las vacunas, en un momento en el que los inmunólogos y expertos en vacunas no saben si es necesario, no es recomendable, aunque otros países hayan tomado la decisión de hacerlo.

 

“Con el ritmo actual del lanzamiento de la vacuna, 109 países se perderán la oportunidad de vacunar completamente al 70% de su población para principios de julio 2022. La esencia de la disparidad es, que algunos países están procediendo a una cuarta vacunación, mientras que otros ni siquiera han podido vacunar a sus trabajadores sanitarios” (T. A. Ghebreyesus, director general, OMS). Si este tipo de desigualdad continua, millones de personas permanecerán expuestas a contagiarse, enfermar y morir, y, seguirán siendo el terreno fértil para la aparición de más mutaciones y variantes.

 

El nuevo coronavirus ha revelado de manera irrefutable y contundente lo que se ha dicho y repetido innumerables veces en las reuniones de las grandes potencias mundiales (G5, G7, G20). Palabras huecas. Porque sin importar lo rico y poderoso que un grupo de países pudiera ser, si no se tiene en cuenta al resto del mundo, podrán hacer lo que quieran, vacunar al 100% de su población, y la guadaña de la muerte les estará acechando.

Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo

República Dominicana.

 

sábado, 8 de enero de 2022

COVID-19: SUS EFECTOS DIRECTOS E INDIRECTOS Y LA VACUNA EN NIÑOS.

 

En 67 series de publicaciones médicas revisadas por expertos hasta la fecha en el mundo, la mortalidad por Covid-19 es de 0.07% en niños de 0 a 5 años, 0.3% de 5 a 10 años y de 1.2% en los mayores de 10 años.

 

Al compararlos con los adultos, la enfermedad es poco frecuente y poco severa en los niños. Y, los efectos adversos severos y las muertes, son muy parecidos en adultos y niños, cuando estos tienen alguna condición o comorbilidad de base: diabetes, obesidad, cardiopatía, inmunosupresión u otras.

 

El Síndrome Multisistémico Inflamatorio que hemos visto en niños después de haberse contagiado o padecido la enfermedad, es poco frecuente y la recuperación en niños sanos es completa si se diagnostica a tiempo y el tratamiento ha sido el adecuado.

 

Los efectos secundarios de la Covid-19 a largo plazo hasta ahora no son bien conocidos y, los contagios por la variante Delta, no ha variado el curso de la enfermedad en los niños.

 

Niños de todas las edades en todos los países han sido afectados seriamente de manera indirecta y no directamente por el virus: en lo emocional, por el aislamiento, la separación de sus familiares y el cierre de las escuelas que ha hecho más mal que bien. Cientos de miles de niñas y adolescentes en edad escolar en países del tercer mundo están fuera de las aulas y han sido embarazadas con un gran aumento de muertes maternas, neonatales, abortos, infecciones posparto, natimuertos, bajo peso al nacer y prematuros.

 

Y, respecto de las escuela y colegios, no debemos preocuparnos si permanecen abiertos, porque los datos demuestran, índices de contagios más altos con las escuelas cerradas (0.72) que con ellas abiertas (0.52).

 

Con solo cerca del 56% de la población mundial vacunada, con una estrategia COVAX de poco alcance, con solo el 7.1% de vacunados en los países más pobres y con las evidencias que tenemos, pienso que vacunar a los niños pequeños puede esperar. Con excepción de los niños con comorbilidades en cualquier país que disponga de la vacuna recomendada y, a todos los niños en aquellos países que hayan vacunado a la gran mayoría, 80% o más de su población joven y adulta.

 

FUENTE: Zulfiqar A. Bhutta, FRS/SickKids Center for Global Child Health. University of Toronto, Canada. “COVID-19 Vaccines for Children and Routine Immunization in the Background of COVID-19, IPA-December 15th, 2021”.

Dr. Marcos Diaz Guillen

Santo Domingo,

Republica Dominicana.