martes, 23 de febrero de 2021

PARAR LOS PROGRAMAS DE VACUNACIÓN ES PELIGROSO.

 Todos los países del mundo están comprometidos con sus programas nacionales de vacunación. Y, hasta la pandemia COVID-19, se tenía un control de las enfermedades prevenibles por las vacunas. Sin embargo, el miedo al contagio y las dificultades de todo tipo que esta epidemia mundial ha generado, ha traído consigo la interrupción de los programas de vacunación, algo muy peligroso.

 

Enfermedades muy contagiosas y que ponen en riesgo la salud de nuestros niños, que estaban controladas por las vacunas están reapareciendo en el planeta: polio, difteria, sarampión, tosferina etc.

 

Grandes avances como la prevención del cáncer del cuello uterino debido a la aplicación masiva de la vacuna contra el virus del papiloma humano corren el riesgo de desvanecerse entre otras razones por el temor y el costo de salir a vacunar a nuestras niñas.

 

“El sufrimiento y las muertes evitables causadas por saltarse la inmunización sistemática de los niños podrían ser mucho mayores que la propia COVID-19 y no podemos permitir que eso suceda” (Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director OMS).

 

Por la pandemia actual se cancelaron al menos 30 campañas de vacunación contra el sarampión en el 2020, lo que ha dado como resultado, brotes de esta enfermedad que es sumamente contagiosa y responsable de serias complicaciones respiratorias y secuelas que como la encefalitis por sarampión que deja graves secuelas en el desarrollo psico-neurológico de nuestros niños.

 

De acuerdo a la nueva encuesta realizada por UNICEF, OMS Y GAVI en colaboración con los CDC de los EE.UU. el Instituto SABIN y la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la universidad Johns Hopkins, las tres cuartas partes de los 82 países que la contestaron confirmaron que hasta mayo 2020 los programas de inmunización habían sufrido interrupciones relacionas a la pandemia COVID-19.

 

Debemos estar conscientes que los gobiernos han tenido que destinar fondos de muchos programas de desarrollo social e incluso de salud pública para defendernos de la pandemia, que el desempleo y la falta de recursos ha obligado a las familias a descuidar aspectos importantes de salud por la pandemia, pero debemos hacer conciencia e impedir que esta calamidad mundial nos lleve a descuidar un aspecto tan sensible para la salud de nuestros niños y adultos como es una buena y permanente cobertura vacunal. Y, desde que nos llegue la vacuna contra COVID-19, no dudemos en ponérnosla.

Dr. Marcos Díaz Guillén
Pediatra-neonatólogo
Santo Domingo,
República Dominicana.

martes, 16 de febrero de 2021

LA PARTERA EN LA PANDEMIA Y ALGO MÁS

 

“El rol de las parteras es mantener viva la magia, la misma que tuvieron cuando eran las que conocían los secretos de las mujeres y que, con el don de la escucha lograban dar los mejores consejos. Aquellas que por haber vivenciado el parto eran capaces de ayudar y dar seguridad a otras mujeres” (Bremen de Mucio, asesor regional del CLAP, de la Organización Panamericana de la Salud).

 

La partera jugó un rol importante en el bienestar materno fetal pero la modernidad la ha relegado a un plano inferior. Tema que deberíamos replantearnos en este tiempo de pandemia COVID-19 y como preparación para cuando tengamos que enfrentar otras pandemias en el futuro.

 

 Nuestro país debiera iniciar programas de formación de parteras. Programas que debieran replicarse en todo el país, en todas las universidades. Para que los cientos de miles de mujeres que se seguirán embarazando, sean atendidas en sus casas o en los centros de atención primaria del Estado en tiempos normales y cuando nos toque vivir otra epidemia mundial. Porque diferente a lo que se cree, parir en la casa fue y debería ser lo normal.

 

Las embarazadas visitarán al obstetra y éste, una vez que ha diagnosticado que no se trata de un embarazo de alto riesgo, enviará a la paciente a su hogar donde recibirá visitas rutinarias de la partera o a la casa de atención primaria a que pertenezca a terminar su embarazo en un parto vaginal como debe ser. Bajaría considerablemente el número de cesáreas y la carga económica sería mucho menor para la sociedad y el Estado. La partera entrenada, estará en la capacidad de referir a tiempo al hospital solo a aquellas embarazadas cuyo trabajo de parto no se ajuste a la labor del parto normal que se esperaba.

 

Lo dicho toma tiempo, las décadas que nos llevan los países que han centrado sus políticas sociales pensando en sus gentes. En nuestro país, necesitamos servicios de agua potable y electricidad permanentes. Las parteras deberán ser mejor pagadas al igual que los médicos, y los seguros médicos deberán cubrir los servicios de ese personal. Tendrá que haber pasado un tiempo en el que las parteras hayan estado asistiendo al obstetra en clínicas y hospitales antes de ser lanzadas a su trabajo en la comunidad y nuestros políticos habrán evolucionado de tal manera, que las mayores inversiones se hayan producido en la salud y educación de nuestra gente.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo,

República Dominicana.

 

 

 

 

domingo, 7 de febrero de 2021

Los ni;nos a un a;no de la pandemia

 

La estrategia AIEPI (Atención Integral a las Enfermedades Prevalentes de la Infancia) dirigida a los niños y niñas de 0 a 5 años para reducir las enfermedades y las muertes infantiles, integra las mejores medidas de salud para una vida sana, la prevención de enfermedades y las muertes prevenibles por las vacunas, lactancia materna, la alimentación sana, la detección y el tratamiento precoz de las enfermedades prevalentes y más comunes de la primera infancia.  

 

Pasado este primer año de la pandemia COVID-19 la estrategia AIEPI auspiciada por la OMS está en peligro. Como está en peligro la salud mental y emocional de la sociedad mundial, muy particularmente la salud física, mental y emocional de todos los niños.

 

El niño es eminentemente social, necesita el toque, el beso y el abrazo, necesita relacionarse para hacer su mejor trabajo: el juego. Que no puede ser sustituido por la tecnología por muy inteligente que esta sea.

 

“A un año de esta catástrofe mundial, al menos 80 millones de niños menores de un año corren el riesgo de contraer enfermedades que estaban controladas: difteria, tosferina, sarampión etc. debido a que las inmunizaciones que se hacían regularmente han sido interrumpidas por la COVID-19” (OMS). La desnutrición infantil cuyos niveles habían descendido, está aumentando por un desempleo en crecimiento y un control menos eficiente del que teníamos hace un año del desarrollo y crecimiento de nuestros niños.

 

Con solo un año de pandemia se ha vuelto más deficiente el control prenatal de las embarazadas y han nacido más niños con mayores riesgos de enfermar; ha aumentado el número de cesáreas que ya era escandaloso y la atención materna e infantil posparto ha caído en número y calidad. Las ideas suicidas y los suicidios se han incrementado en los adolescentes, y, la violencia intrafamiliar ha aumentado con esta pandemia como nos han informado amigos expertos que trabajan en las distintas áreas de la salud pública.

 

Es un panorama incierto, pero no podemos desmayar, debemos resistir juntos sociedad y autoridades. Hay que comprometerse con los programas tradicionales de vacunación, comenzar a abrir las escuelas, los colegios, los parques y las universidades. Los espacios propios del ser humano, el hábitat natural del niño, pero con un mayor sentido de responsabilidad. Que nos lleguen las vacunas y que sean accesibles para todos.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo,

República Dominicana.