martes, 24 de enero de 2012

Vacunando al adulto, protegemos al niño


Es obligación de los Estados vacunar a todos los niños de sus países sin excepción. Pero para nosotros hasta ahora, ha sido algo inalcanzable. Además, mucha gente cree que una vez que el niño cumplió los diez años, no hay necesidad de más vacunas. Y la realidad es, que hay que vacunar a los niños y también a los adultos incluyendo a los ancianos.

En los países donde el gobierno y las autoridades de salud tienen claro el concepto, disponen los recursos que sean necesarios para tales fines, manteniendo a su población sana. Lo que se traduce en disminución de los internamientos, menor uso de medicamentos y un gran ahorro de dinero.

Muchos adultos se enferman, quedan incapacitados o mueren por enfermedades que son prevenibles con una vacuna. Algunas vacunas son muy importantes para los adultos especialmente para los que ya han llegado a la tercera edad. Si usted piensa que corre el riesgo de padecer difteria, tosferina, tétanos, hepatitis A, hepatitis B, gripe o influenza estacional o neumonía, hable con su médico, porque todas estas enfermedades son prevenibles por vacunas.

En medicina conocemos el efecto rebaño, que consiste en que si en un grupo de diez personas, siete han sido vacunadas, los otros tres se hacen inmunes a las enfermedades para las que los siete primeros fueron inmunizados, es un efecto protector para los que no recibieron vacuna, lo que quiere decir, que en un país, no necesariamente debe estar vacunada el 100% de la población, aunque sería lo ideal, para limitar una enfermedad. Se recomienda vacunar a la recién parida y su esposo contra el tétanos, difteria y tosferina para que no sean fuente de contagio para su hijo recién nacido, mejor aún, deben vacunarse todas las personas que viven en el hogar, para que el niño se beneficie del efecto rebaño hasta que se inicie su programa de inmunizaciones.

La tosferina es una enfermedad muy grave que da pocos síntomas en adolescentes y adultos, y son estos, los responsables de contagiar al niño. Ha resurgido en naciones con buenas coberturas como EE.UU., Francia, Holanda, Bélgica, Alemania, Australia, España y Canadá. Entonces, además de vacunar al niño, es necesario hacerlo también con el adulto. Existe la vacuna DTPa para adolescentes y adultos que pronto llegará a nuestro país, para inmunizar a esa población contra el tétanos, difteria y tosferina, porque vacunando al adulto, estamos además, protegiendo al niño.

Las vacunas, junto a un adecuado sistema de agua potable y la implementación de la lactancia materna, son tres medidas simples que donde se han aplicado ha mejorado sustancialmente la salud de la población. Son países que han invertido en salud y educación y que han contado con la voluntad de sus líderes y dirigentes para conseguirlo. Urge entonces, poner atención especial a la salud y educación de nuestra población, porque muy poco es lo que podemos esperar en un plan de desarrollo si gran parte de la población continúa enferma e ignorante.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo

República Dominicana

martes, 17 de enero de 2012

Síndrome del niño sacudido


Este síndrome, es un tipo de lesión cerebral que se produce cuando al niño pequeño que no para de llorar, se le agarra por el tórax o los hombros y se le sacude con la intención de hacerle callar. El responsable casi siempre es un papá joven, aunque también puede ser la madre o cualquier otra persona encargada de cuidarlo. Se le conoce también como síndrome del niño zarandeado, y equivale a una contusión cerebral ya que el cerebro del niño rebota de un lado para el otro dentro de la bóveda craneal.

Las consecuencias o lesiones pueden ser graves e incluso fatales: daño cerebral permanente, ceguera, pérdida de la audición, trastornos del lenguaje incluyendo retraso mental, epilepsia, hemorragia de la retina a veces con desprendimiento, hematoma subdural y muerte. En la mayoría de los casos, el adulto no es consciente de la gravedad de su acción, sin embargo, al ser catalogado el hecho como maltrato físico infantil, tiene sus implicaciones legales.

Cuando el niño es llevado a la consulta o a la emergencia, puede presentar inapetencia, nauseas y/o vómitos, irritabilidad, letargo o síntomas que nos hagan pensar en una simple virosis. Los padres no siempre dicen la verdad y muchas veces tienden a confundirnos. Además, pocas veces vamos a encontrar signos de violencia. Pero si se piensa en ello, o si al requerir el auxilio de otros especialistas el oftalmólogo descubre una hemorragia de la retina sin una causa lógica que la pueda explicar, hay que sospechar de éste síndrome. Hasta un 80% de las hemorragias de retina en lactantes sanos se asocian al síndrome del niño sacudido.

El hematoma subdural es una emergencia quirúrgica que se produce por los movimientos de aceleración y desaceleración del cerebro. Entre el cerebro y la tabla ósea del cráneo del niño hay un espacio que es lo que le permite a su cerebro crecer y es en éste espacio donde se encuentran los vasos sanguíneos que se van a desgarrar para producir dicho hematoma. La presencia de esta emergencia, sin un accidente que lo explique, debe hacernos pensar que se trata del síndrome del niño sacudido.

Un lactante que llora constantemente, casi siempre cuando los padres están llegando del trabajo, es algo desesperante. Para evitar caer en una situación que tengan que lamentar, los padres deberán repartirse las responsabilidades, deberán percatarse de que las necesidades del niño estén cubiertas, pañales cambiados a tiempo, alimentación adecuada, protegido del calor o del frio etc. Pero si aún así, su niño sigue llorando desconsoladamente, cerciórese de que no está enfermo y colóquelo en su cuna, haga control de su rabia y frustraciones, aléjese por un rato y déjelo llorar, que nada le pasará, pero lo que NUNCA deberá hacer es sacudirlo.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo

República Dominicana.