TAC quiere
decir, Tomografía Axial Computarizada. Es un estudio de imágenes que ha
significado un gran avance en la medicina moderna en el diagnóstico de lesiones
que afectan los tejidos blandos del cuerpo humano, entre estos, el cerebro.
Veinte años de
estudios en más de 178, 000 niños y la colaboración científica entre el Reino
Unido y los EE.UU. han puesto en claro la duda que existía respecto a si los
escaners y su emisión de radiaciones
tenían algún efecto nocivo en el ser humano. Hoy se sabe, que el uso
indiscriminado de tomografías cerebrales, puede triplicar el riesgo de
leucemias y tumores cerebrales en el niño, y que a menor edad y más exposición,
mayores son los riesgos.
“Se sabe, que
en una tomografía se emite entre 10 y 1, 000 veces más radiación que en una
radiografía convencional, algo esencialmente riesgoso en el caso de los niños
cuyo organismo y particularmente su cerebro, es mucho más radiosensible que el
del adulto. Esta información, debería ser suficiente como para recordar a los
médicos y a los padres que en el niño, debe limitarse el uso de tomografías a los casos estrictamente necesarios”. Porque
no hay dudas que se está sobre utilizando éste examen. Por ejemplo, en los
traumatismos de cráneo, cuando en la mayoría de los casos podría ser suficiente
una radiografía, un interrogatorio adecuado y buen examen físico y neurológico.
En publicación
del 02 de julio/2013 el NEJM (New England Journal of Medicine), una de las
revistas médicas más prestigiosas, se lee éste titular:”Radiation From Computed
Tomography Scans Increase Cancer Risk In Children”, o sea, La radiación de los
escaners tomográficos incrementa los riesgos de cáncer en los niños”. A saber,
una TAC libera una dosis promedio de radiación de unos 2.34 mSv (miliSieverts)
equivalentes a más de 200 radiografías
de tórax.
La publicación
señala, “que una exposición a scaners y la aparición subsiguiente de cáncer en
11 millones de niños entre 0 y 19 años de edad nacidos entre 1985 y 2005 en
Australia, al 6% se les había realizado al menos una TAC. Y, 60,674 niños
fueron diagnosticados con cáncer un poco más de un año después de la exposición.
En una media de 9.5 años después de la TAC, la incidencia fue de un 24% mayor
en los niños que habían recibido radiaciones en relación con los que no la
recibieron”. (F. Bruder Stapleton, M.D. Mathews J.D. et al. BMJ mayo 21/2013. Miglioretti DL et al. JAMA
Pediatr junio 10/2013, Schroeder AR and Redberg RF JAMA Pediatr junio 10/2013).
Si hacemos caso a la evidencia científica,
podemos afirmar, que la radiación que emite la tomografía, en el niño, puede
triplicar las probabilidades de cáncer. Por lo que desde ya, debemos ser muy
cautos en su indicación, y tener muy presente riesgos y beneficios.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo,
República Dominicana
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