viernes, 9 de agosto de 2013

TAC Y CÁNCER INFANTIL

TAC quiere decir, Tomografía Axial Computarizada. Es un estudio de imágenes que ha significado un gran avance en la medicina moderna en el diagnóstico de lesiones que afectan los tejidos blandos del cuerpo humano, entre estos, el cerebro.

Veinte años de estudios en más de 178, 000 niños y la colaboración científica entre el Reino Unido y los EE.UU. han puesto en claro la duda que existía respecto a si los escaners y su emisión de radiaciones  tenían algún efecto nocivo en el ser humano. Hoy se sabe, que el uso indiscriminado de tomografías cerebrales, puede triplicar el riesgo de leucemias y tumores cerebrales en el niño, y que a menor edad y más exposición, mayores son los riesgos.

“Se sabe, que en una tomografía se emite entre 10 y 1, 000 veces más radiación que en una radiografía convencional, algo esencialmente riesgoso en el caso de los niños cuyo organismo y particularmente su cerebro, es mucho más radiosensible que el del adulto. Esta información, debería ser suficiente como para recordar a los médicos y a los padres que en el niño, debe limitarse el uso de tomografías  a los casos estrictamente necesarios”. Porque no hay dudas que se está sobre utilizando éste examen. Por ejemplo, en los traumatismos de cráneo, cuando en la mayoría de los casos podría ser suficiente una radiografía, un interrogatorio adecuado y buen examen físico y neurológico.

En publicación del 02 de julio/2013 el NEJM (New England Journal of Medicine), una de las revistas médicas más prestigiosas, se lee éste titular:”Radiation From Computed Tomography Scans Increase Cancer Risk In Children”, o sea, La radiación de los escaners tomográficos incrementa los riesgos de cáncer en los niños”. A saber, una TAC libera una dosis promedio de radiación de unos 2.34 mSv (miliSieverts) equivalentes  a más de 200 radiografías de tórax.

La publicación señala, “que una exposición a scaners y la aparición subsiguiente de cáncer en 11 millones de niños entre 0 y 19 años de edad nacidos entre 1985 y 2005 en Australia, al 6% se les había realizado al menos una TAC. Y, 60,674 niños fueron diagnosticados con cáncer un poco más de un año después de la exposición. En una media de 9.5 años después de la TAC, la incidencia fue de un 24% mayor en los niños que habían recibido radiaciones en relación con los que no la recibieron”. (F. Bruder Stapleton, M.D. Mathews J.D. et al. BMJ mayo 21/2013. Miglioretti DL et al. JAMA Pediatr junio 10/2013, Schroeder AR and Redberg RF JAMA Pediatr junio 10/2013).

 Si hacemos caso a la evidencia científica, podemos afirmar, que la radiación que emite la tomografía, en el niño, puede triplicar las probabilidades de cáncer. Por lo que desde ya, debemos ser muy cautos en su indicación, y tener muy presente riesgos y beneficios.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo,
República Dominicana





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