Conocida también como la otitis del vacacionista, es una afección muy común en los niños que practican la natación como su deporte habitual o cuando disfrutan de sus vacaciones de verano. La tendencia natural de los padres es, interrumpir los entrenamientos o sacar al niño del disfrute de la piscina y echarle a perder sus vacaciones. El oído, esa interesante caja de resonancia que es capaz de transformar las vibraciones que nos llegan del exterior en señales electro-acústicas, es un órgano fundamental en la vida del ser humano que debemos cuidar con esmero. Esto no significa, que debamos alejar al niño de una actividad tan gratificante y beneficiosa para él y su salud como lo es la natación. El oído humano, tiene tres porciones: El oído externo que va desde el pabellón de la oreja hasta la membrana del tímpano, el oído medio que es donde se encuentra una cadena de huesecillos y que comunica con la nariz a través de la trompa de Eustaquio, y el oído interno o laberinto que es la parte más interna donde el sonido se convierte en estímulo nervioso y que es la que tiene que ver con el equilibrio. Si una de estas tres partes se inflama o infecta, tendremos una otitis externa, una otitis media, o una otitis interna o laberintitis. La del nadador, casi siempre es una otitis externa, que si bien no deja secuelas importantes, padecerla puede resultar muy molestoso. ¿Cómo podemos evitarla sin que el niño deje de disfrutar el placer y los beneficios de la natación?. Evitando que el agua penetre en el conducto auditivo externo, utilizando tapones apropiados. Se debe consultar al profesional de la disciplina quien recomendará tapones de marcas reconocidas, algunos, son fabricados a la medida del oído del nadador. Usar gorros de silicona o látex que cubran las orejas y usar dos a la vez si fuese necesario, no usar hisopos para limpiar el oído y no intentar sacar la cera que en él se produce. Si se sospecha un tapón de cerumen que esté produciendo molestias, consúltese al especialista que es la persona autorizada a limpiar o hacer un lavado de oídos. Si la madre es cuidadosa, pudiera usar inmediatamente el niño salga de la piscina un secador de pelo a temperatura ambiente, a baja velocidad y a cierta distancia del oído, para mantener el conducto auditivo libre de humedad. Aún tomando todas esas precauciones, la otitis del nadador se hará presente en algún momento, y la función de los padres será, tomar las medidas para evitarla, y cuando se presente, sea lo menos molestosa posible. Al niño, no se le sacará de su programa de entrenamiento porque le duele el oído. Se tomarán analgésicos y se consultará al especialista si fuese necesario, pero deberá seguir nadando. Porque definitivamente, con el tiempo, nadador y otitis, terminarán siendo buenos compañeros. Dr. Marcos Díaz Guillén Pediatra-Neonatólogo Santo Domingo, República Dominicana
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