Distinto a la creencia de muchas personas, la natación es el deporte más recomendado para el paciente asmático. Conocemos de muchos deportistas que con un control adecuado de su enfermedad, se han destacado como atletas de alto nivel en este deporte: Greg Luoganis, o Tom Dolan, pacientes asmáticos y medallistas olímpicos de los EE.UU. o Amy Van Dycken la primera mujer en ganar cuatro medallas de oro en JJ.OO. En nuestro país, Marcos Díaz nadador de aguas abiertas y atleta de alto rendimiento, es un paciente asmático cuya enfermedad mantiene bajo control. Porque el asma, así como la hipertensión arterial o la diabetes, son enfermedades de por vida, que si son controladas, le permitirán al individuo hacer una vida normal.
Haciendo un uso adecuado de su respiración y con la utilización controlada de sus músculos respiratorios, el nadador, es el único deportista que mejora su función pulmonar de reposo cuando lo comparamos con la población general. En los nadadores asmáticos de alto nivel en los que se controla y monitorean sus valores espirométricos, la función pulmonar basal es inferior a los valores de sus compañeros no asmáticos. Sin embargo, los estudios controlados han demostrado, que eso no les impide movilizar un volumen de aire adecuado para aportar el oxigeno a sus músculos durante la competición y eliminar el CO2 sobrante de la misma manera y eficiencia que lo hacen los no asmáticos. Está claro además, que el nadador asmático, si su enfermedad está controlada, con el tiempo, hará menos crisis, y, en la medida que siga entrenando, estas se harán más manejables y distantes.
La natación, es un excelente ejercicio aeróbico que fortalece el corazón y que aumenta los niveles del colesterol saludable, que hace más fuertes los músculos respiratorios y que favorece la función pulmonar y el adecuado intercambio gaseoso a nivel alveolar. Pero para conseguir esos objetivos, en el caso del niño, se necesita del compromiso de sus padres, quienes serán los responsables de que su enfermedad se mantenga controlada y que pueda asistir regularmente al programa de sus entrenamientos. Si no se asume ese compromiso, el niño se seguirá apretando, sus crisis serán más frecuentes y severas, y su calidad de vida será cada día más pobre.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana
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