Resulta que
ahora la OMS ha recomendado que la circuncisión forme parte de los programas de
prevención del VIH en algunos países de África con altas tasas de infección. Y
ya en el año 2007 la Academia Americana de Pediatría (AAP) había convocado a un
grupo multidisciplinario de expertos para que evaluaran la evidencia científica
disponible sobre la circuncisión masculina. Los resultados, fueron publicados
en la revista Pediatrics donde afirmaban, “que los beneficios a la salud de la
circuncisión masculina en recién nacidos superan los riesgos y justifican dicha
intervención para aquellas familias que así lo elijan”. Entre esos beneficios
están, la prevención de infecciones del tracto urinario, del VIH, de algunas
infecciones de transmisión sexual y del cáncer del pene. Afirmaron además, que
la circuncisión no parece afectar de manera adversa la función y sensibilidad
del pene o la satisfacción sexual. Sin embargo, la misma AAP no recomienda que
se haga de rutina en todo recién nacido, sino, que debe ser una decisión
estrictamente familiar.
Es poco
probable, que las recomendaciones de la OMS y la AAP pongan fin al dilema que
enfrentan los padres sobre circuncidar o no a su hijo. Más aún, ya existe en
Europa, específicamente en Alemania, un enfrentamiento entre jueces y padres
que por razones religiosas circuncidan a sus hijos, en el entendido de que nadie
tiene derecho de extirpar una parte sana del cuerpo de un niño como es el
prepucio sin el consentimiento del que va a ser afectado.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo, R.D.
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