sábado, 1 de diciembre de 2012

Circuncisión: una operación sin consenso


 Hace dos años en ésta columna yo escribía que no existía una indicación médica para hacer la circuncisión en el recién nacido varón, operación que era una rutina en las décadas de los años setenta y ochenta. Las cosas parecen haber cambiado, no sin dejar a la comunidad médica mundial dividida respecto al tema. Yo entiendo, que la naturaleza es muy sabia, si todos los niños nacen con algún grado de fimosis (prepucio cerrado), por alguna razón será. Pienso que el prepucio, ese gorro  que cubre el glande, es una protección natural contra la irritación o infección que pueden producir las heces fecales y la orina en los genitales del niño hasta que éste controla  sus esfínteres, que es precisamente el momento en el que la fimosis tiende a ceder por sí sola.

Resulta que ahora la OMS ha recomendado que la circuncisión forme parte de los programas de prevención del VIH en algunos países de África con altas tasas de infección. Y ya en el año 2007 la Academia Americana de Pediatría (AAP) había convocado a un grupo multidisciplinario de expertos para que evaluaran la evidencia científica disponible sobre la circuncisión masculina. Los resultados, fueron publicados en la revista Pediatrics donde afirmaban, “que los beneficios a la salud de la circuncisión masculina en recién nacidos superan los riesgos y justifican dicha intervención para aquellas familias que así lo elijan”. Entre esos beneficios están, la prevención de infecciones del tracto urinario, del VIH, de algunas infecciones de transmisión sexual y del cáncer del pene. Afirmaron además, que la circuncisión no parece afectar de manera adversa la función y sensibilidad del pene o la satisfacción sexual. Sin embargo, la misma AAP no recomienda que se haga de rutina en todo recién nacido, sino, que debe ser una decisión estrictamente familiar.

Es poco probable, que las recomendaciones de la OMS y la AAP pongan fin al dilema que enfrentan los padres sobre circuncidar o no a su hijo. Más aún, ya existe en Europa, específicamente en Alemania, un enfrentamiento entre jueces y padres que por razones religiosas circuncidan a sus hijos, en el entendido de que nadie tiene derecho de extirpar una parte sana del cuerpo de un niño como es el prepucio sin el consentimiento del que va a ser afectado.

Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo, R.D.




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