lunes, 13 de mayo de 2013

La Dieta, El Niño Y Las Grasas


En los niveles sociales más altos, hay la tendencia a eliminar las grasas de origen animal de la dieta para lograr una alimentación saludable, incluyendo a los niños. Y, es cierto, debemos enseñar al niño para que aprenda a hacer una alimentación y una vida sana, porque muchas de las enfermedades que padece el adulto, son el producto de los malos hábitos alimenticios aprendidos en la niñez.

Una fuente natural de grasa animal es la leche, entendiéndose, que la mejor leche es la de la propia especie, es decir, la de la vaca para su becerro, la de la gata para sus gatitos y por supuesto, la de la madre para su niño. Pero, cuando la madre deja de amamantar, y una vez que el niño pasa sus primeros años, hay en las sociedades más evolucionadas  la tendencia a sustituir las grasas animales  por otras de origen vegetal, como puede ser la leche de almendras, creyéndose que así, se le está proporcionando al niño una alimentación más saludable.

Existen múltiples razones para consumir leches no animales en el adulto, pero en el niño, ¿cuál es la mejor leche en sus primeros años de crecimiento físico y cerebral?. ¿Debemos restringirle las grasas?. La leche de almendras suele tener menos calorías y una menor concentración de colesterol, lo que es ideal para perder peso y mejorar la salud en el adulto, pero no en el niño. El niño en sus primeros años de vida no debe ser alimentado con una leche baja en grasa, pues ésta es fundamental para asegurarle un buen aporte de energía en un volumen pequeño, tomando en cuenta su capacidad gástrica. Si el niño toma una leche vegetal baja en calorías, tendría que ingerir más del doble de lo que es capaz de almacenar en su estomago, para poder obtener las calorías que necesita en su gran actividad diaria.

En los primeros años de vida, la grasa tiene además, una función estructural ya que provee ácidos grasos y el colesterol necesario para la formación de las membranas celulares en todos los órganos. Y, órganos tan importantes como la retina del ojo y el cerebro, están constituidos fundamentalmente por grasa. Y, gran parte de la grasa necesaria para formar estos tejidos, son los ácidos grasos esenciales que no son sintetizados por el organismo, y que deben ser aportados por la dieta. Muy diferentes son aquellos casos de niños intolerantes a la lactosa o alérgicos a la leche de vaca, donde habrá que buscar otras alternativas que podrían ser las leches vegetales sin lactosa, y  siempre con el aporte necesario de las grasas.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo,
Santo Domingo,
Rerpública Dominicana

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