lunes, 1 de diciembre de 2014

El Cerebro y el Síndrome de Muerte Súbita Infantil


El Síndrome de Muerte Súbita del Infante (SMSI) es una catástrofe.  Es la muerte inesperada de un bebé sano que no se puede explicar de ninguna manera.  Ni por la historia clínica, ni por la autopsia del cadáver.  Se ve más comúnmente en primogénitos masculinos después de cumplido el primer mes y durante el primer año de vida, con un pico alrededor de los seis meses de edad. Existen muchas teorías  para explicar su causa, pero ninguna es concluyente, y, su  incidencia es, de 1.3 casos por cada 1000 nacidos vivos. Ocurre durante el sueño nocturno y se cree que si el niño duerme boca abajo, las probabilidades de padecerlo se triplican.  De ahí que los pediatras recomiendan que a los niños desde su nacimiento se les enseñe a dormir boca arriba.

El Instituto Nacional de la Salud (NIH) de los EE.UU. está apoyando un estudio de un grupo de investigadores que afirman haber detectado en estos niños, anomalías en áreas del cerebro que influyen en la respiración y en la función cardiaca. El estudio fue publicado en Acta Neuropatologica y dirigido por Hannah C. Kinney, MD y colegas del Boston Children´s Hospital y Harvard Medical School en Boston y la colaboración de colegas de San Diego County Medical Examiner's Office en San Diego y el Baylor College of Medicine de Houston.

Más del 40% de los bebés fallecidos en el grupo de estudio con el diagnóstico de SMSI presentaron anomalías en una zona importante de su cerebro. Los investigadores encontraron, que en el Giro Dentado del hipocampo, cada cierto intervalo en su longitud, contenía una doble capa de nervios en vez de una sola capa como es lo habitual. Dicha anormalidad es conocida como “bilaminación granular focal”. Estos hallazgos, son similares a los encontrados en las autopsias de casos de epilepsia del lóbulo temporal, dejando abierta la posibilidad de relacionar la epilepsia o las convulsiones con el SMSI.

El hipocampo, es una estructura del cerebro humano que influencia la memoria, el aprendizaje y la orientación espacial a través de sus conexiones con el tallo cerebral, y que regula aspectos de la respiración y el ritmo cardiaco. Los autores de éste estudio tienen la esperanza, de que los esfuerzos de la investigación científica en esta área, nos aportarán los medios para poder identificar a los bebés vulnerables y estar en capacidad de reducir los riesgos de muerte súbita del infante, un síndrome fatal cuya causa se desconoce.

Dr. Marcos Díaz Guillén
Pediatra-Neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana

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