sábado, 7 de septiembre de 2019

Listeriosis: una infección letal

La listeriosis es una infección producida por una bacteria llamada listeria monocytogenes. Es una infección casi inocua en la mayoría de las personas sanas, pero que puede ser letal para el recién nacido cuando la mujer la adquiere en el embarazo y en las personas con un sistema inmunológico debilitado. Recientemente se han reportado brotes en España y otros países de Europa, y en los EE.UU. se han infectado unas 1, 600 personas con 260 muertes. La mortalidad por listeria va del 10% al 50%.

La embarazada es 10 veces más susceptible de adquirir la infección, ya que el embarazo debilita su sistema inmunológico y la hace más vulnerable no solo a listeria, sino también al toxoplasma, influenza y a otras bacterias y virus que puede transmitir al feto.

¿Cuáles son los síntomas y cómo se adquiere? La listeriosis puede comenzar como una simple afección respiratoria o flu, pasar desapercibida o dar síntomas como fiebre, mal estado general, dolores musculares, diarreas y vómitos. Y, en el recién nacido, ictericia, septicemia, encefalitis y meningitis. Es causa de abortos, natimuertos, bajo peso al nacer y prematuridad; y se adquiere por la boca, en lo que ingerimos: comidas rápidas a base de carnes, hot dogs, patés refrigerados, productos lácteos a base de leche cruda, quesos suaves sin pasteurización como queso fresco, Feta, Brie, Camembert, carne de pescado ahumado y refrigerado. Vegetales crudos sin lavar o mal lavados y mariscos crudos.

Sabemos, que el pescado y los mariscos son excelentes fuentes de minerales, vitaminas y proteínas de alta calidad. Sin embargo, la mujer embarazada, debe ser mucho más cuidadosa. Los productos del mar deberán ingerirse bien cocidos ya que pueden contener listeria y otros parásitos que pueden infectar a la madre y a su bebé tales como ostras, almejas, mariscos, sushi, escalopes o vieiras, salmón ahumado, tuna y otros.

 El diagnóstico de listeriosis se hace por análisis de sangre, orina, y en algunos casos con el examen del líquido cefalorraquídeo del paciente. El tratamiento varía de un paciente a otro dependiendo de la severidad del caso. Se usan antibióticos por 14 días y en los niños una combinación de estos. Si hay meningitis, se usarán por más tiempo, reconociendo que siempre existe la posibilidad de que el niño quede con alguna secuela neurológica.

Fuente: Centers for Disease Control 24/7: Saving lives, protecting people.

Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.

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