El niño al nacer
tiene una visión borrosa. Alrededor de los 2 a 3 meses puede fijar su vista,
seguir algún objeto y reconoce el rostro de sus padres. Entre los 3 y 4 meses
aparece la visión binocular, es decir, que puede usar ambos ojos de manera
coordinada, aunque bizquee o desvíe los ojos por momentos. Entre los 4 y 6
meses puede ver los colores y alrededor de los 5 comienza a desarrollar su
visión tridimensional, a reconocer las distancias y la profundidad de las cosas
hacia los 6 meses de edad. A los 8 meses el color de sus ojos es el definitivo,
y entre los 18 meses y los dos años es capaz de reconocerse a sí mismo ante un
espejo. Es al cumplir los 8 años que ya ha alcanzado su madurez visual, edad en
la que cualquier daño o defecto, si no se ha detectado, es muy difícil que se
pueda corregir.
El estrabismo, no es solo un problema de estética, es
algo que, si no se corrige a tiempo, puede producir problemas del aprendizaje y
del rendimiento escolar. Un ojo vago, no lo puede detectar el pediatra y mucho
menos los padres y, en la adultez, es un problema sin solución, a pesar de la
gran plasticidad del cerebro humano y los últimos intentos por corregirlo.
El uso excesivo de las pantallas, le quita al niño el
tiempo que pudiera utilizar jugando con otros niños, para hacer algún deporte y,
favorece su sobre peso y obesidad. El uso excesivo de la visión cercana (iPad,
celulares) es causa importante de cefalea y miopía, la nueva epidemia infantil
mundial. Cerca del 33% de los niños y adolescentes que usan de manera
permanente estos dispositivos sufren del síndrome de fatiga visual, porque ver
de cerca por mucho tiempo, produce en el ojo unos cambios en la longitud visual
que inducen a la miopía.
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