“Estamos
viviendo muy probablemente la mayor de las migraciones desde la segunda guerra
mundial, que, para muchas personas, en particular los niños, puede derivar a
unos niveles de estrés tan elevados que lleguen a exceder su capacidad de
adaptación”.
Ulises,
el héroe de la mitología griega que, siendo un semidiós como lo relata Homero
en la Odisea sufrió múltiples peligros y adversidades lejos de su familia y sus
seres queridos. Pasaba los días consumiéndose en llanto, sentado en las rocas
mirando al mar estéril. Hasta el héroe sufría en la adversidad la ausencia del
hogar, de sus seres queridos y su tierra.
¿Qué pasa
con los niños migrantes? Son Personas Invisibles, son nadie, no tienen
identidad ni integridad social, y una salud mental destruida.
¿Qué
nos dice al respecto la Academia Americana de Pediatría (AAP) que agrupa a 67, 000
especialistas? “Como pediatras, nuestra prioridad número uno es la salud y
seguridad de todos los niños – incluyendo los niños de familias migrantes”.
Como debería ser también la prioridad de todos los gobiernos del mundo.
En el
caso específico de los EE.UU., un país grande que aspira ser más grande, sus
líderes federales deberían recordar, que en las circunstancias actuales los
niños inmigrantes son niños. Personas indefensas. Deberían asimilar el mensaje
de la AAP que, además, se opone a cualquier política que vaya en detrimento de su
salud y bienestar, sean estos niños legales o ilegales.
Los
niños (as) migrantes sufren depresión, ansiedad, sed, hambre, calor y frío
extremos, acoso sexual, son obligados a trabajos forzados y a la prostitución. Marginados
de la educación y de los programas de prevención en salud, lo mismo que sufren
en sus países de origen.
República
Dominicana, es el país más compadecido con sus inmigrantes. Recibe adultos y
niños de Haití, Venezuela, China y más, en sus hospitales, escuelas y
universidades; lo que nos da el derecho a pedir un trato digno al niño migrante,
y a no recibir de Europa, EE.UU. y el propio Haití el calificativo de país
esclavista y discriminador.
Si de
algo debe acusarse a la R.D. es de permisiva al no aplicar debidamente su ley migratoria
y no haber tenido políticos y gobernantes capaces de acabar con el tráfico de
todo tipo que existe en su frontera terrestre. Que amenaza nuestra soberanía e
identidad como país.
REFERENCIA:
Juan Carlos Fernández y Cols. Universidad Nebrija, España. Síndrome de Ulises:
El estrés límite del migrante. DOI/: http://dx.doi.Org/10.18847/1.11.7
Marcos Díaz Guillén
Pediatra de la República Dominicana.