Siempre he recomendado a los padres que incluyan el deporte en las
actividades diarias de sus hijos. Porque le permitirá al niño y al joven,
ocupar su tiempo ocioso, a disciplinarse mejor, a poner en práctica sus
destrezas físicas e intelectuales, a ser más sociable, y aprender a disfrutar
sus triunfos y aceptar con humildad las
derrotas propias y las del equipo. Los que lo han hecho, se sienten muy satisfechos
de los resultados, pero cuando se les pregunta, si ya el niño pasó su
evaluación cardiovascular, en la mayoría de los casos ignoran que eso sea
necesario.
La enfermedad cardiovascular sub-clínica es una causa relativamente
frecuente de muerte súbita en jóvenes deportistas. Hace solo unos años fueron muy
divulgados casos de muerte súbita en atletas famosos de la NBA de los EE.UU. y
en futbolistas de Europa. Se trató de muertes inesperadas en atletas de alto
rendimiento que se supone, constituyen el segmento más saludable de una
población.
Muchas personas aún recordamos la muerte súbita de Reggie Lewis, estrella
de los Boston Celtics, luego de sufrir un síncope mientras competía el 27 de
julio de 1993. La autopsia reveló, que padecía de una miocardiopatía (daño o
enfermedad del músculo cardiaco). Estas muertes, cuando ocurren en atletas
jóvenes, no hay dudas que producen un efecto devastador en la familia, en sus
compañeros, entrenadores, y en toda la sociedad.
Todos los niños y jóvenes que se inician
en un deporte competitivo, por lo general, presentan un buen estado físico, sin
ningún signo o síntoma en su sistema cardiovascular. Si en todos ellos se
hiciera sistemáticamente una buena evaluación médica, el descubrimiento de un
soplo, una arritmia o una alteración de
la presión arterial, cambiaría por completo el panorama y se dispararían las alarmas para una evaluación más exhaustiva, y
seguro, que las recomendaciones del equipo médico y de los entrenadores, serían
diferentes para cada caso particular.
“En caso de padecer una enfermedad cardiovascular no diagnosticada, el
riesgo de muerte súbita aumenta cinco veces si se practica un deporte de alto
rendimiento, pero el deporte no es la enfermedad, puesto que ya la tienes, solo
que no se ha detectado”.(Araceli Boraita, experta cardióloga deportiva de la
Sociedad Española de Cardiología). Por lo que debemos concluir, que en la
actualidad, con los métodos diagnósticos disponibles y con los avances de la
medicina del deporte, ningún niño, adolescente o adulto joven, debería iniciar
un deporte de altas exigencias sin antes tener una adecuada evaluación médica y
sin que pueda disponer de las revisiones
médicas periódicas y necesarias, si es que decide continuar en la competición.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo,
Santo Domingo,
República Dominicana
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