miércoles, 24 de abril de 2013

Muerte Súbita y Deporte


Siempre he recomendado a los padres que incluyan el deporte en las actividades diarias de sus hijos. Porque le permitirá al niño y al joven, ocupar su tiempo ocioso, a disciplinarse mejor, a poner en práctica sus destrezas físicas e intelectuales, a ser más sociable, y aprender a disfrutar sus triunfos y  aceptar con humildad las derrotas propias y las del equipo. Los que lo han hecho, se sienten muy satisfechos de los resultados, pero cuando se les pregunta, si ya el niño pasó su evaluación cardiovascular, en la mayoría de los casos ignoran que eso sea necesario.

La enfermedad cardiovascular sub-clínica es una causa relativamente frecuente de muerte súbita en jóvenes deportistas. Hace solo unos años fueron muy divulgados casos de muerte súbita en atletas famosos de la NBA de los EE.UU. y en futbolistas de Europa. Se trató de muertes inesperadas en atletas de alto rendimiento que se supone, constituyen el segmento más saludable de una población.

Muchas personas aún recordamos la muerte súbita de Reggie Lewis, estrella de los Boston Celtics, luego de sufrir un síncope mientras competía el 27 de julio de 1993. La autopsia reveló, que padecía de una miocardiopatía (daño o enfermedad del músculo cardiaco). Estas muertes, cuando ocurren en atletas jóvenes, no hay dudas que producen un efecto devastador en la familia, en sus compañeros, entrenadores, y en toda la sociedad.

 Todos los niños y jóvenes que se inician en un deporte competitivo, por lo general, presentan un buen estado físico, sin ningún signo o síntoma en su sistema cardiovascular. Si en todos ellos se hiciera sistemáticamente una buena evaluación médica, el descubrimiento de un soplo, una arritmia o una alteración  de la presión arterial, cambiaría por completo el panorama y se dispararían las  alarmas para una evaluación más exhaustiva, y seguro, que las recomendaciones del equipo médico y de los entrenadores, serían diferentes para cada caso particular.

“En caso de padecer una enfermedad cardiovascular no diagnosticada, el riesgo de muerte súbita aumenta cinco veces si se practica un deporte de alto rendimiento, pero el deporte no es la enfermedad, puesto que ya la tienes, solo que no se ha detectado”.(Araceli Boraita, experta cardióloga deportiva de la Sociedad Española de Cardiología). Por lo que debemos concluir, que en la actualidad, con los métodos diagnósticos disponibles y con los avances de la medicina del deporte, ningún niño, adolescente o adulto joven, debería iniciar un deporte de altas exigencias sin antes tener una adecuada evaluación médica y sin que pueda disponer de las  revisiones médicas periódicas y necesarias, si es que decide continuar en la competición.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo,
Santo Domingo,
República Dominicana

   


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