viernes, 19 de abril de 2013

Estrabismo


Una madre me dijo que cree que su niño de un mes de edad es bizco, porque desde que nació mete un ojo.

Muchos niños recién nacidos en sus primeras semanas mueven sus ojos con cierta incoordinación el uno del otro, conociéndose este hecho como estrabismo funcional que tiende a corregirse espontáneamente en corto tiempo. El estrabismo verdadero es un problema de la visión que hace que los ojos del niño no estén alineados correctamente sino apuntando en distintas direcciones. Un ojo puede estar mirando hacia adelante mientras el otro mira hacia adentro o hacia su nariz. Hasta un 5% de los niños pueden presentar estrabismo o ser bizcos como popularmente se le llama, puede repetirse en más de un miembro de una misma familia, o  aparecer sin que haya ningún antecedente familiar.

El estrabismo es una disfunción en el paralelismo de los ojos del niño con una desviación en el foco de la mirada de tal manera que parecería que los ojos van cada uno por su lado o que a veces convergen hacia el centro de la cara del niño. El especialista colocará unos parches en el ojo sano para obligar al ojo afectado a enfocarse correctamente y en otras ocasiones el problema se corregirá con cirugía.

Las causas del estrabismo en la mayoría de los casos no se conoce, aunque se ha asociado a la herencia, a episodios de falta de oxigeno en el momento del parto, pero lo más frecuente es, que se relacione a un funcionamiento deficiente de los músculos que mueven el ojo.  También, puede ser secundario a traumatismos, diabetes, tumores cerebrales o a enfermedades del sistema nervioso central. En el niño, el estrabismo no produce visión doble, porque en los primeros años de vida el cerebro del niño lo que hace es suprimir la imagen de uno de los ojos convirtiéndolo en un ojo vago. El niño con estrabismo enfoca con el ojo bueno y se desentiende del otro, y, eso es lo que se debe evitar.

En resumen, la mejor manera de prevenir los daños que el estrabismo puediera producir en la visión del niño, es referirlo al especialista lo antes posible. Pero, independientemente de que exista éste problema, el pediatra deberá referir al niño a término y saludable a su primera visita con el oftalmólogo infantil a lo seis meses de edad, y si se trata de un prematuro al cumplir su primer mes de vida. A partir de este momento, será el oftalmólogo el responsable de programar las consultas sucesivas, prevenir cualquier problema e informar a los padres y al pediatra sobre sus hallazgos.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo,
Santo Domingo,
República Dominicana




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