Una madre me dijo que cree que su niño de un mes de edad es bizco, porque
desde que nació mete un ojo.
Muchos niños recién nacidos en sus primeras semanas mueven sus ojos con
cierta incoordinación el uno del otro, conociéndose este hecho como estrabismo
funcional que tiende a corregirse espontáneamente en corto tiempo. El
estrabismo verdadero es un problema de la visión que hace que los ojos del niño
no estén alineados correctamente sino apuntando en distintas direcciones. Un
ojo puede estar mirando hacia adelante mientras el otro mira hacia adentro o
hacia su nariz. Hasta un 5% de los niños pueden presentar estrabismo o ser
bizcos como popularmente se le llama, puede repetirse en más de un miembro de
una misma familia, o aparecer sin que
haya ningún antecedente familiar.
El estrabismo es una disfunción en el paralelismo de los ojos del niño con
una desviación en el foco de la mirada de tal manera que parecería que los ojos
van cada uno por su lado o que a veces convergen hacia el centro de la cara del
niño. El especialista colocará unos parches en el ojo sano para obligar al ojo
afectado a enfocarse correctamente y en otras ocasiones el problema se
corregirá con cirugía.
Las causas del estrabismo en la mayoría de los casos no se conoce, aunque
se ha asociado a la herencia, a episodios de falta de oxigeno en el momento del
parto, pero lo más frecuente es, que se relacione a un funcionamiento
deficiente de los músculos que mueven el ojo.
También, puede ser secundario a traumatismos, diabetes, tumores
cerebrales o a enfermedades del sistema nervioso central. En el niño, el
estrabismo no produce visión doble, porque en los primeros años de vida el
cerebro del niño lo que hace es suprimir la imagen de uno de los ojos
convirtiéndolo en un ojo vago. El niño con estrabismo enfoca con el ojo bueno y
se desentiende del otro, y, eso es lo que se debe evitar.
En resumen, la mejor manera de prevenir los daños que el estrabismo
puediera producir en la visión del niño, es referirlo al especialista lo antes
posible. Pero, independientemente de que exista éste problema, el pediatra
deberá referir al niño a término y saludable a su primera visita con el
oftalmólogo infantil a lo seis meses de edad, y si se trata de un prematuro al
cumplir su primer mes de vida. A partir de este momento, será el oftalmólogo el
responsable de programar las consultas sucesivas, prevenir cualquier problema e
informar a los padres y al pediatra sobre sus hallazgos.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo,
Santo Domingo,
República Dominicana
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