En la anorexia la preocupación es, no comer para no engordar, mientras que
en la ortoréxia lo que preocupa es, la calidad de lo que se va a comer para no
enfermar. Según afirmara Isabel Zamarrón del Dpto. de nutrición del hospital
Ramón y Cajal de Madrid, en España, se conocieron los primeros casos de
Ortoréxia en el año 2003. Del griego orto que significa recto o correcto y
orexis o apetito, es decir, “apetito correcto”, es el consumo de productos
saludables, orgánicos y ecológicos, que en la sociedad occidental y en sus
estratos más altos, se está convirtiendo en una enfermedad obsesivo-compulsiva.
Esta patología de nuevo cuño, nacida del consumo exclusivo de alimentos
naturales, puros y dietéticos, fue bautizada hace solo algunos años con el
nombre de “ortorexia”por el médico norteamericano Steven Bratman.
¿Dedica usted demasiado tiempo a la confección de su dieta?, ¿gasta dinero
en exceso comprando productos ecológicos u orgánicos?, ¿presta usted más
atención a la calidad de lo que ingiere que al simple placer de comer?, ¿se
siente usted infeliz y culpable cuando falta a sus convicciones dietéticas?,
¿se aisla usted socialmente, es decir, rechaza invitaciones por ser fiel a sus
convicciones alimentarias?.Si es así, es posible que esté padeciendo de éste
nuevo síndrome. La doctora Zamarrón explica,” que la persona ortoréxica, busca
una “pureza” que no existe en la naturaleza, desprecia los medicamentos y son
devotos de los remedios naturales”.
Pienso que todos debemos preocuparnos por hacer una alimentación sana y
saludable, pero cuando esa preocupación se convierte en obsesión, entonces
debemos hacer un alto y preguntarnos, ¿me estoy pasando de la raya?, ¿ es mi
actitud del todo normal?. En ésta columna, publiqué hace dos o tres semanas un
artículo titulado “Comida Chatarra para Bebés”. Se trata de padres que ofrecen
a sus hijos comidas no saludables, sodas y colas, gelatinas, productos vacíos,
con azúcar y sal en exceso, es lo opuesto a aquellos padres que se preocupan
por hacer hábitos alimenticios sanos en ellos y en sus hijos. ¿Pero, tiene
sentido impedirle a su hijo que vaya al cumpleaños de su amigo, porque allí
pudiera comerse un helado o alguna que otra golosina?. Pienso que no.
Vuelvo a repetir, que es un asunto de equilibrio y sentido común, entiendo
que podemos comer de todo sin excesos, creo que debemos fomentar hábitos sanos
en nosotros y en nuestros hijos, que debemos evitar el sedentarismo y
alimentarnos lo más natural posible, que debemos evitar las grasas animales
saturadas etc., Y, nunca olvidar una palabra que para mí es la clave del buen
comer y del buen vivir: MODERACIÓN.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo,
República Dominicana
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