miércoles, 26 de octubre de 2011

Importancia del lavado de las manos


Si preguntáramos a la gente, cuál es la parte más contaminada del cuerpo humano, muy probablemente responderían que es el ano o quizás los genitales, y no es así, son nuestras manos. En las manos están nuestras bacterias y además, aquellas que adquirimos al saludarnos y al tocar todo lo que nos rodea.

En 1846 el médico húngaro Ignaz Semmelweis demostró la importancia de la higiene de las manos en la prevención de las infecciones intrahospitalarias. Y desde entonces, en todos los hospitales del mundo, se han aplicado estrategias para que el personal de salud haga un lavado cuidadoso de sus manos. Esta simple práctica que puede hacerse en el país rico como en el pobre, constituye el pilar fundamental en la lucha contra las infecciones nosocomiales. Y, a pesar de que esto ha sido documentado con estudios que lo confirman, en los países en vías de desarrollo, solo el 30 ó el 40% del personal de salud se lava las manos. Entonces, ¿qué es lo que nos falta? , un desarrollo personal y educacional, que nos incluya a todos.

La empleada doméstica, la ama de casa o el chef que fueron al baño y que sin lavarse las manos manipulan los alimentos que nos vamos a comer, se convierten en la vía idónea para adquirir una serie de enfermedades de transmisión oral-fecal que pueden poner en peligro nuestra salud e incluso nuestras vidas .

El lavado de las manos con agua y jabón antes de manipular los alimentos, después de defecar o después de cambiar los pañales al bebé, es una de las maneras más efectivas y económicas de prevenir la enfermedad diarreica y la neumonía, que juntas, son responsables de la muerte de millones de niños en el mundo antes de estos cumplir los cinco años de edad. Y, a pesar de reconocer que eso es así, en los países como el nuestro, pretender que las personas se laven las manos con agua y jabón, es una tarea difícil de promover y aceptar.

El tema tiene tanta trascendencia, que encabeza la agenda internacional de la higiene, proclamándose el 15 de octubre de cada año, como el día mundial del lavado de las manos. Y, desde el año 2008, fecha designada como el año internacional del saneamiento por la Asamblea General de las Naciones Unidas, se ha estado reforzando el llamado a difundir mejores prácticas de higiene en todo el mundo. Y, para conseguirlo, en el caso de nuestro país, no hace falta más petróleo, tampoco minas de oro o una industria turística muy próspera. Basta con que gobernantes y gobernados decidamos ganarle la carrera a la ignorancia, creando las bases para una nueva sociedad más justa y honesta, rescatando nuestros valores y raíces, que parece que se han estado perdiendo.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo,

República Dominicana.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Adherencia vulvar de los labios menores


Hace algunos años a un colega le refirieron una niña porque se creía que tenía ausencia de vagina, otra niña fue referida al ginecólogo por himen imperforado, y hace unos días recibí a una lactante cuya madre no se atrevía a tocar sus genitales por temor a hacerle daño, y que según ella, le habían dicho “que tenía algo raro en su parte”. Los tres casos se trataban de una sinequia de los labios menores de la vulva, lesión adquirida, no congénita, y que todo pediatra, cirujano infantil o ginecólogo debe estar en capacidad de diagnosticar correctamente.

La sinequia, es la fusión o adherencia de los labios menores de la vulva, que se ve en las niñas entre los cuatro meses y seis años de edad. Representa el 5% de la consulta pediátrica general y hasta un 20% de la ginecológica. Es una lesión cuya causa no parece estar muy clara y que se ha asociado a la ausencia de estrógenos y a una higiene genital deficiente.

Una vez diagnosticado el defecto el tratamiento es muy simple y consiste en despegar con los dedos los labios que se han fusionado. También puede hacerse con la ayuda de un hisopo impregnado de vaselina hasta que el introito vaginal quede al descubierto. Aquellos casos en los que no es posible despegarlos con esta maniobra o si los labios vuelven a pegarse reiteradas veces, se indicará una crema a base de estrógenos, que se aplicará tres veces al día por no más de dos semanas. Una vez resuelto el caso, y para evitar las recidivas, la madre separará los labios vaginales de la niña diariamente y aplicará vaselina simple en los bordes que ya fueron separados.

En la mayoría de los casos, los labios se separarán espontáneamente al llegar la pubertad con el inicio de la actividad de los ovarios. Sin embargo, para evitar las adherencias y sus consecuencias, deberá insistirse en la higiene genital, cambiar los pañales a la bebé tan pronto se detecte que están sucios, y lavarles con abundante agua, ya que existe una relación directa entre la aparición de la sinequia, una piel irritada y una mala higiene genital.

Para concluir, recordar que los estrógenos tópicos se absorben y que si son usados por un tiempo prolongado pueden aparecer efectos secundarios como, pigmentación de los genitales y aréolas, aumento del volumen mamario e incluso pseudo pubertad precoz. Porque existe la tendencia a la auto medicación cuando se han obtenido buenos resultados con el uso de un fármaco. Recordar además, que salvo raras excepciones, el tratamiento de la sinequia de los labios vulvares es médico y no quirúrgico, porque con la cirugía los labios tienden a volver a pegarse para formar una gruesa cicatriz que hará más difícil su manejo.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo

República Dominicana

miércoles, 12 de octubre de 2011

Los cólicos del lactante


Son un trastorno de causa desconocida que suelen aparecer alrededor de la tercera semana de vida y desaparecer entre los 3 y 4 meses de edad. Se caracterizan por un llanto excesivo, sin motivo aparente en un niño con buen desarrollo y sano. Pueden aparecer en cualquier momento del día, siendo más frecuentes al final de la tarde o inicio de la noche, por lo que se conocen también como cólicos vespertinos. Ultimamente se ha convenido en llamarles” llanto excesivo primario” para no relacionarlos con el dolor abdominal, ya que no se ha podido demostrar que tengan su origen en el aparato digestivo.

Si existe un reflujo gastroesofágico, esto puede producir molestias, dolor y llanto fuerte en el niño, y deberá diagnosticarse y tratarse lo antes posible. La regurgitación continua del contenido gástrico, puede producir dolor que explicaría la presencia de un llanto fuerte. La invaginación intestinal, que es una emergencia pediátrica, también explicaría un llanto de aparición brusca y desesperante en el lactante.

Los problemas digestivos que desencadenan dolor, distención abdominal y gases, como la alergia a la proteína de la leche de vaca, la intolerancia a la lactosa de la leche y al gluten del trigo, la madre que está amamantando y que al mismo tiempo ingiere leche y sus derivados en mucha cantidad, pueden provocar en el niño dolor abdominal importante. Cuando se han descartado estos y otros eventos como causas del dolor abdominal, entonces sí podemos hablar del auténtico cólico del lactante. Y, no pudiendo encontrar una causa clara, y sin una explicación satisfactoria, habría que concluir, que eso a lo que llamamos cólicos del lactante, es una especie de cajón de sastre donde podemos tirar una serie de problemas a los que el niño solo puede responder con el único idioma con el que puede expresarse, el llanto.

Los cólicos del lactante, los que sospechamos después de descartar cualquier enfermedad, los que se dan en un niño que se ve sano, son auto limitables y desaparecerán así como se iniciaron. Pero si queremos que no se conviertan en motivo de angustia, de desesperación y hasta de depresión pos parto en la madre, los padres, deberán estar muy conscientes de su rol. Deberán dar amor y calor humano a su hijo al tiempo que ponen bien claras las reglas del juego, actuando con la suficiente madurez como para que sean ellos los que dirijan y no el bebé quien los maneje, aplicando una disciplina equilibrada y con sentido común. Disciplina que se iniciará tan temprano como la aparición de los cólicos y con la alimentación misma. Porque soy de los que está convencido, de que el desorden que establecen muchas madres en la alimentación de sus hijos, es causa importante en la exacerbación del problema.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo,

República Dominicana

viernes, 7 de octubre de 2011

Litiasis biliar en el niño


Un lector me escribió diciéndome que a su hija le habían diagnosticado “ litiasis biliar”, que la iban a operar, pero que su niña se veía sana, que le orientara en ese sentido, porque él estaba muy preocupado.

La litiasis biliar es la presencia de cálculos o piedras en las vías biliares o en la vesícula. Es una entidad propia de las personas adultas, pero que también se ve aunque con menos frecuencia en los niños.

La pregunta que se hace el padre de ésta niña, es la misma que se hace el médico ¿ Debe operarse una niña que está sana y a la que de manera fortuita se le encontró un cálculo en su vesícula?. No hay consenso en éste sentido, unos se inclinan por una conducta expectante ya que se dan casos de solución espontánea y otros recomiendan la cirugía para adelantarse según ellos a posibles situaciones de emergencia.

En la población infantil la litiasis biliar ha sido considerada poco frecuente y no hay muchos estudios al respecto. Sin embargo, con el uso masivo del ultrasonido, se hacen más diagnósticos y a más temprana edad, habiéndose encontrado casos incluso in útero.

En niños con nauseas, vómitos, ictericia o color amarillo de la piel, fiebre, dolor abdominal recurrente y además litiasis biliar, la mayoría de los médicos estarán de acuerdo en que la cirugía está indicada, no así, en los casos de litiasis en niños sanos donde el cálculo se encontró de manera accidental. Sin embargo, hay que decir, que cada caso deberá individualizarse, ya que el número y tamaño del cálculo es algo a tomar en cuenta si se piensa en el diámetro de las vías biliares en el niño. Un cálculo que eventualmente pudiera obstruir las vías biliares, puede ser indicación de cirugía en un niño que en ese momento está sano.

Finalmente quiero afirmar, que si bien es cierto que muchos casos de litiasis biliar en niños obedecen a hallazgos fortuitos, siempre hay que investigar, porque pudieran estar asociados a anemia falciforme, anomalías congénitas, a la genética familiar y a la obesidad infantil que actualmente es un problema de salud pública en muchos países. Y, respecto al señor que me escribió, yo le diría, que la idea de operar a su niña pienso que habrá sido una decisión bien sopesada, pero que en definitiva, es usted como padre y la confianza que usted haya depositado en su médico quien diga la última palabra.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo,

República Dominicana

miércoles, 5 de octubre de 2011

Obstrucción del conducto nasolagrimal


Este es un trastorno ocular que consiste en la obstrucción del conducto que drena la lagrima desde el ojo hacia la cavidad nasal. En el argot médico se le conoce como dacrioestenosis y hasta un 20% de los lactantes la padecen, con una media general de un seis por ciento.

Las lágrimas ayudan a limpiar y lubricar el ojo y se producen en la glándula lagrimal que se encuentra debajo del hueso que está cubierto por las cejas. Las lágrimas llegan al ojo por pequeños conductillos ubicados en los párpados, y desde el ojo a la nariz a través del conducto nasolagrimal. En algunos bebés, éste conducto no se ha desarrollado completamente, produciéndose una obstrucción y acumulación de la lágrima que termina derramándose por la mejilla del niño en el lado afectado. Dado que el recién nacido no produce lágrimas sino varias semanas después, es raro que la obstrucción se haga evidente al momento del nacimiento.

La madre llega a la consulta pensando que su niño tiene una conjuntivitis de un solo ojo, y es muy probable que se trate de la obstrucción del conducto nasolagrimal, que aunque pudiera producirse en ambos ojos, lo común es que solo se produzca en uno.

La mayoría de los casos se sanan espontáneamente antes del año de edad o enseñando a la madre a dar unos masajes en el ángulo interno del ojo, cerca de la nariz por donde se encuentra el saco lagrimal. Si no hay una solución del caso, se recomienda una evaluación oftalmológica que a veces pudiera terminar en un sondaje del conducto.

Realmente, no hay consenso en el sentido de cuándo hacer el sondaje o limpieza del conducto. Pero si el ojo afectado se infecta repetidas veces o si el niño ha cumplido su primer año con el problema, la mayoría de los oftalmólogos se inclinan por hacerlo. Otros, prefieren hacerlo entre los 4 y 6 meses de edad, porque entienden que un sondaje precoz es preventivo. De todos modos, siempre será recomendable la evaluación por el oftalmólogo infantil, porque detrás de una obstrucción nasolagrimal, pudiera esconderse un glaucoma congénito o cualquier otra patología, aunque esto no es lo más común.

Por último diré, que no están tan perdidas las madres que instilan gotas de la leche de sus senos en los ojos de su hijo cuando sospechan una conjuntivitis o si se trata de una obstrucción. Pues se sabe, que la leche materna es rica en inmunoglobulina A que protege la conjuntiva del ojo de las infecciones y sustancias extrañas. Esta acción inmunológica atrapa a la bacteria antes que produzca el daño y se convierte en una auténtica barrera contra la inflamación y la infección.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo,

República Dominicana

martes, 27 de septiembre de 2011

Unidad de cuidados intensivos neonatal


Una madre me escribió muy angustiada, porque su niña recién nacida fue ingresada en una UCIN. Las reglas en esa unidad son tan rígidas, me decía, que solo me permiten estar con mi hija pocos minutos al día, y antes de entrar a esa unidad, tengo que ponerme un gorro, mascarilla y una bata manga larga, por lo que el contacto físico y visual con mi hija no existe.

Cuando un recién nacido necesita de cuidados especiales, porque es prematuro, o por cualquier condición que ponga en riesgo su vida, es ingresado en una sala que se conoce como Unidad de cuidados intensivos neonatal. Esta unidad, dispone de un personal especializado para tratar a estos niños y explicar a los padres todo lo relativo a la enfermedad de su hijo, su evolución, sus complicaciones, pronóstico y tratamiento. El personal médico y de enfermería, pondrá un interés especial para que los padres permanezcan el mayor tiempo posible en la unidad, excepto cuando se están haciendo las rondas o si se está practicando algún procedimiento, por razones obvias.

Una práctica que quedó atrás hace más de cuatro décadas es, la de separar a los padres del hijo (a) críticamente enfermo. Si el paciente y sus padres están en relación permanente, cuando aquel va mejorando, estos se van haciendo la idea que pronto todos estarán juntos en casa, además, terminarán siendo expertos en el manejo de su hijo. Si las condiciones del niño se complican y los padres están conscientes de esa realidad, el duelo será menos traumático y se aceptará el hecho desafortunado de una muerte temprana, si se produjera, en mejores condiciones de ánimo.

Los médicos y demás proveedores de salud son imprescindibles en la UCIN, porque se trata de dar al niño enfermo una asistencia profesional compleja, pero jamás podrán reemplazar a los padres. Para lograr la integración de la tecnología que hoy existe en una UCIN con lo humanístico, se necesitó de muchos años y de un cambio radical de mentalidad para entender que los padres son parte importante de ese equipo de salud. Y para ello, los que manejan la UCIN deberán ser los primeros facilitadores.

Por otra parte, en los países más desarrollados, a la UCIN se entra en ropa de calle, con mangas hasta los codos, respetando estrictamente el lavado de las manos con un jabón antiséptico cuyos dispensadores se cambian o se esterilizan cada cierto tiempo. La ropa manga larga que se usa y reúsa, la manipulación innecesaria del paciente, las tomas reiteradas de muestras de sangre y otros fluidos sin criterios claros y sin el lavado riguroso de las manos, son algunas de las causas de las infecciones y altas tasas de mortalidad que observamos en nuestro medio. Y en eso, los padres no tienen ninguna culpa.

Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo,

República Dominicana

martes, 20 de septiembre de 2011

Con la mochila a cuestas


A la consulta pediátrica y ortopédica llegan niños con dolores de espalda y la columna vertebral atribuibles al peso excesivo de sus mochilas. Al iniciarse las clases, es oportuno que los padres reciban alguna orientación al respecto, para que en lo posible les eviten problemas de salud a sus hijos.

En la mochila el estudiante lleva libros, cuadernos, utensilios, ropa, zapatos y otras cosas. Por lo que es conveniente que los padres sepan qué hay dentro y también cuánto pesa. El peso ideal de la mochila, no deberá exceder el 15% del peso del estudiante, es decir, que si el niño pesa 70 libras, su mochila no deberá pesar más de once.

Los estudios a nivel mundial señalan, que el 46% de los niños del séptimo de primaria refieren dolor de espalda asociado al peso de sus mochilas, y el 80% de ellos las reconocen como muy pesadas. El 42% de los niños menores de 10 años sufre dolores de espalda, aumentando a un 51% en los niños y a un 69% en las niñas entre los 13 y 15 años de edad (estadísticas online de la clínica “Sanatorio Alemán “, Concepción, Chile ).

Lo que está de moda no siempre es lo más conveniente y saludable, por eso los padres deberán saber elegir la mochila que su hijo va a cargar. Una buena mochila, será aquella que mejor se acomode al niño, lo que quiere decir, que cuando se tenga que elegir, el que la va a llevar a cuestas deberá estar presente, para que se la mida y ajuste a su cuerpo, como se mide y se acomoda un zapato nuevo. La mochila deberá tener tirantes dobles, anchos, acorchados y ajustables, que se puedan acortar o alargar para acomodarlos a la anatomía del niño. Y, deberá tener suficientes compartimentos para repartir y equilibrar la carga.

Una mochila que supere el 15% del peso del niño, obligará a éste a arquearse hacia adelante, al mismo tiempo, su columna vertebral, el tórax y la cabeza irán en esa misma dirección produciendo malas posturas con dolor en hombros, brazos, cuello, en la columna, en el tronco y hasta dolores de cabeza.

No hay dudas, que el estilo de vida también es importante, un niño obeso y sedentario, tendrá más dificultad en manejarse y sufrirá más lesiones que aquel cuyos padres se han preocupado porque practique regularmente un deporte o actividad física. La natación por ejemplo, es el deporte más recomendado en el niño cuyo esqueleto está en desarrollo, porque es una buena manera de evitar vicios posturales y quitar el dolor atribuible al peso excesivo de la mochila.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo,

Santo Domingo,

República Dominicana.