Cuando nace un niño, sus padres pueden preocuparse si notan alguna coloración rara en su piel, es lo que sucede con la mancha mongólica. Y, van a preocuparse aún más al oír ese nombre, porque podrían asociarlo a alguna enfermedad o síndrome congénito. Hay que explicarles, que no existe tal asociación, que la mancha mongólica es una pigmentación de la piel del bebé, color azul-gris intenso, de bordes irregulares, localizada habitualmente en la parte baja de la espalda o en las nalgas del recién nacido, llamada así, porque es muy frecuente en la raza asiática.
En el argot médico a estas manchas se les conoce como “ melanocitosis dérmica congénita “. Generalmente miden uno o dos centímetros, pero pueden llegar hasta quince centímetros de diámetro. Cuando aparecen fuera de los lugares habituales ya mencionados se les llama manchas mongólicas aberrantes.
Se cree que estas manchas se deben a la detención de los melanocitos en su migración hacia la capa basal de la epidermis en la etapa embrionaria. Los melanocitos, son las células productoras de melanina que es el pigmento que da color a la piel del ser humano y la protege de los rayos ultravioleta del sol.
La mancha mongólica se hace más intensa alrededor de los dos años de edad para ir desapareciendo y casi extinguirse alrededor de los diez, es una lesión benigna sin tendencia a malignizarse y su diagnostico es clínico por simple visualización . Un medico experimentado no debe tener ninguna duda en reconocerla , y es considerada la lesión dérmica más frecuente en el recién nacido.
La gente común entiende, que las manchas en la piel del niño son el resultado de un capricho o deseo no realizado. Si la embarazada pide a su esposo llevarla a comer tal o cual antojo y no es complacida, la mancha en el niño será un signo inequívoco de ese desaire. Una madre me dijo refiriéndose a las manchas mongólicas de su niño, que representaban las olas del mar, porque aunque se lo rogó, su esposo en el embarazo nunca la llevó a la playa. Y en las culturas orientales se cree, que el alma no quería encarnarse en ese bebé y los espíritus superiores le dieron patadas por el trasero empujándole a la tierra y dejándole los moratones. Lo cierto es, que la mentalidad mágica siempre ha sido y será una expresión de los pueblos a fenómenos que no pueden explicar. Lo que debemos aprender es, que todo en éste mundo tiene una explicación, solo que en algún momento no lo podemos entender.
Dr. Marcos Díaz Guillén
Pediatra-Neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana
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